A menudo, episodios históricos de gran dramatismo, violencia e injusticia, esconden pequeñas luces de esperanza. Granitos de arena en un mar de desolación que permiten mantener la fe en la raza humana. Eso es lo que sucedió en un palacete cercano a Perpiñán, medio derruido y abandonado, que se convirtió en un universo de vida mientras a su alrededor la muerte acampaba a sus anchas. La maternidad de Elna demostró al mundo que la voluntad de un ser humano puede ser más fuerte que las bombas. 597 niños se convirtieron en su testimonio vivo.