Visión. La historia de Hildegard von Bingen

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Cada vez son más las mujeres que vuelven del pasado en forma de novelas, ensayos, reportajes de televisión… y películas de cine. La última que he visto ha sido la recreación de la vida de la gran erudita, mística, compositora e iluminadora alemana Hildegarda de Bingen. Una cinta alemana del año 2009 que se estrenó en España un año después y que recupera su historia desde que siendo una niña ingresó en el convento de Disibodenberg por expreso deseo de sus padres, como ofrenda a Dios.

La película resigue sus primeros años a cargo de la abadesa Jutta, hasta sus días en Bingen, donde siendo ya ella misma abadesa, había decidido separarse del convento dúplice en el que había crecido y fundar uno propio.

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Con una ambientación muy trabajada, un vestuario precioso en el que las sobrias vestimentas de las y los religiosos contrastan con los coloridos vestidos y estrafalarios gorros de las personas de alta cuna que aparecen en escena, Visión es una película para disfrutar sin prisa y deleitarse con todas sus escenas.

Hildegarda de Bingen cobra vida en la pantalla gracias a la actriz alemana Barbara Sukowa, una mujer de rasgos fuertes y mirada penetrante que, en mi opinión, hace una interpretación muy veraz de la mística de Bingen. Junto a ella, otros personajes principales como su fiel ayudante y confesor Volmar, interpretado por Heino Ferch, y la joven y amada Richardis von Stade, Hannah Herzsprung.

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La película recupera alguno de los momentos clave de la biografía de Hildegarda: Su llegada a la vida monacal; el enfrentamiento con el abad Kuno para conseguir trasladarse a su propio convento; la construcción de este según sus propias visiones; su estrecha y dramática relación con Richardis; el encuentro con el emperador Barbarroja o la escritura de sus primeras obras.

Pero lo que se enfatiza a lo largo de la cinta son los aspectos más “feministas” de su vida, mostrando a una mujer con coraje y valentía en una Edad Media misógina nada preparada para enfrentarse a la valía de una monja que no sólo rezaba y tenía visiones sino que sabía de medicina, componía, dibujaba y se convirtió en consejera de reyes y papas.

De las escenas que más me han gustado, su enseñanza a las monjas de los conocimientos medicinales sobre hierbas o los cantos y representaciones teatrales que evocan un mundo desconocido para el gran público. También los momentos en los que Volmar o Richardis ejercen de secretarios de Hildegarda, copiando en tablillas de cera sus visiones, escenas que recuerdan las pocas imágenes que nos han llegado de ella en las que aparece junto a estos personajes.

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No es la primera vez que Margarethe von Trotta, directora de la película, ha dado vida a mujeres históricas en la gran pantalla. Rosa Luxemburgo y Hanna Arendt también han sido llevadas al cine por ella e interpretadas, por cierto, por Barbara Sukowa.

He leído algunas críticas no muy positivas de Visión, pero a mí, personalmente me ha gustado. Me ha sabido a poco, eso sí, pero la interpretación que hace Margarethe von Trotta de la vida de Hildegarda de Bingen creo que es muy acertada, no sólo por la personalidad que saca a la luz, sino por todo el mundo monástico medieval que recrea. Por supuesto que no es una cinta rápida, ni ágil, es una película para recrearse en los diálogos, también en los silencios, en la música y los cantos, en las miradas, en los gestos, y disfrutar de la historia de una mujer que fue muy distinta a lo que se esperaba de ella en el tiempo que le tocó vivir pero que, aún así, no dudó en hacer frente.

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