Hay películas que con el paso del tiempo continúan siendo dignas de visionarse una y otra vez. Hace años que vi este film por primera vez y desde entonces he repetido en muchas ocasiones. Lady Jane narra el breve reinado de una reina que fue colocada en el trono de Inglaterra por unos poderosos que creían haber escogido una marioneta de fácil uso.
John Dudley (John Wood), presidente del Consejo de Regencia del difunto Enrique VIII decide poner en el trono de Inglaterra a su propio hijo, Guilford Dudley (Cary Elwes) al que obliga a casar con Lady Jane Grey (Helena Bonham Carter). La joven es sobrina de Enrique VIII y candidata para muchos a ocupar el trono tras la muerte del enfermizo Eduardo VI. La película arranca precisamente en el lecho de muerte del desdichado rey, hijo de Enrique VIII y su tercera esposa, Jane Seymour. Las candidatas oficiales son sus medio hermanas, María, hija de Catalina de Aragón, e Isabel, hija de Ana Bolena. María es la siguiente en la línea sucesoria, pero su ferviente fe católica puede poner en peligro la Reforma Anglicana iniciada por su padre. Ante esta situación, Lord Dudley cree que con su hijo y la joven e inexperta Jane en el trono, podrá mover los hilos del poder y el destino de Inglaterra.
A pesar de ser un matrimonio de conveniencia, Guilford y Jane no sólo se enamoraron sino que se rebelaron ante el poder que pretendía ejercer sobre ellos Lord Dudley. La película no es sólo la bonita historia de amor entre ambos, sino que también muestra la labor que realizaron ambos reyes en el poco tiempo que duró su reinado.
La segunda parte de la cinta es un agónico caminar hacia el cadalso de ambos jóvenes mientras sus consejeros intentan salvar sus vidas aconsejándoles que acaten los designios de Lord Dudley.
Lady Jane es una película muy bien ambientada en una Inglaterra fría y oscura, con un pueblo agonizando mientras que en los castillos y palacios se debate sobre la verdadera fe y se lucha por alcanzar el poder. Helena Bonham Carter es una de mis actrices favoritas y siempre nos regala interpretaciones magníficas. En este caso, se mete en la piel de una joven reina inexperta pero con unos valores morales que pondrán en peligro su vida. A pesar de que desde el principio sabes cómo va a terminar su historia, su conmovedora interpretación pone los pelos de punta en los momentos más críticos de la cinta.
A la espléndida interpretación de sus protagonistas se une un vestuario ricamente elaborado que nos transporta al siglo XVI dándole al Play.
Lady Jane recupera un episodio breve, casi insignificante en la historia de Inglaterra en un tiempo en el que se sacudieron los cimientos del Orbe Cristiano y la lucha de religiones acabó con la vida de muchas almas indefensas. A pesar de haber sido una de las reinas que menos tiempo ocupó el trono, la película es un merecido homenaje a su persona.
Sandra Ferrer Valero 